Distinguidos amigos y amigas, ¡muy buenos días a todos!
Me es grato dirigirme a todos ustedes un año más, aunque en esta ocasión tenga que ser de manera virtual por las especiales circunstancias que nos rodean, para celebrar el 109⁰ Día Nacional de la República de China (Taiwán), que ya casi todos ustedes seguro conocerán como el “Doble Diez”, por celebrarse el décimo día del décimo mes.
Y lo hacemos, lamentablemente, con la incertidumbre de no saber qué nos depararán los próximos meses ante esta dura y trágica pandemia que estamos sufriendo, pero también esperanzados con lograr pronto doblegar la enfermedad y que el próximo año, o mejor mucho antes, podamos volver a vernos las caras y abrazarnos en celebraciones como esta. Permítanme por ello, expresar mis más sinceras condolencias a todas aquellas personas que me escuchan y que durante los últimos meses hayan sufrido la pérdida de sus seres queridos a consecuencia de esta crisis sanitaria, de la que esperamos salir todos lo más pronto posible.
Aun así, y como sabrán, en mi país, la República de China (Taiwán), hemos conseguido un exitoso control de la pandemia, porque hasta la fecha contamos con 527 casos registrados y siete fallecimientos. Hemos recibido por ello las felicitaciones de toda la comunidad internacional, y nuestro Gobierno ha puesto y todavía está poniendo especial empeño en dar a conocer al resto del mundo cuál ha sido nuestra forma de actuar y cómo hemos logrado frenar la propagación de la enfermedad. Y al mismo tiempo demostrar que Taiwán puede ayudar y que Taiwán está ayudando. Nada me gustaría más que España tuviera a día de hoy unas cifras y una situación similares a las de Taiwán, y confío y deseo de todo corazón que este maravilloso país consiga recuperar lo antes posible la normalidad. Estoy seguro de que así será.
La República de China (Taiwán) comenzó este año 2020 siendo centro de atención internacional y mostrando su compromiso con la democracia. Así, el 11 de enero celebramos nuestras elecciones presidenciales, en las que participaron más de 14 millones de votantes, un porcentaje récord del 75 por ciento. Y la presidenta Tsai Ing-wen fue reelegida para un segundo mandato con más de 8,17 millones de votos, por encima del 57 por ciento, un nuevo récord también en la historia electoral del país.
Y ello pese a que la intimidación retórica y militar de China contra Taiwán ha sido incesante durante los últimos cuatro años. China está enviando continuamente aviones y barcos militares al Estrecho de Taiwán, nos ha arrebatado a algunos de nuestros antiguos aliados diplomáticos y no ha dejado de intentar obstruir la presencia internacional de Taiwán. Tales amenazas, lejos de amedrentarnos, han aumentado la solidaridad entre el pueblo taiwanés y han fortalecido nuestra determinación por salvaguardar nuestra libertad y democracia.
Estos mismos mecanismos de solidez democrática y de confianza de la ciudadanía hacia nuestro Gobierno han sido también pilares que han sustentado nuestra muy eficaz reacción frente a la covid-19, pues he de decirles que si ha habido algún secreto para tal éxito, este ha sido precisamente el de no tener secretos. Es decir, el de haber dado respuesta de forma abierta y transparente al problema y haber informado de todas las medidas necesarias a la población. En mis intervenciones públicas más recientes, y con el ánimo de que sirvieran como camino a seguir fuera de Taiwán, no me he cansado de repetir que han sido en realidad cinco las claves de nuestra exitosa reacción: experiencia, rapidez de respuesta, aplicación de la tecnología moderna, transparencia y colaboración ciudadana.
Nuestra firme voluntad, así como nuestra capacidad para colaborar con los países más afectados por la pandemia, se han puesto de manifiesto en la ejecución de nuestros lemas, ya de sobra conocidos en todo el mundo, de “Taiwán puede ayudar” y de “Taiwán está ayudando”. El día 1 de abril, con el empeoramiento de la pandemia en todo el planeta, nuestro Gobierno anunció que comenzaba a realizar donaciones humanitarias de material sanitario a los países más afectados. Así, a finales del mes de agosto, Taiwán había donado numeroso y variado material sanitario anticovid-19. Y más de 54 millones de mascarillas quirúrgicas, repartidas en 88 países de todo el mundo, de las cuales medio millón han ido destinadas a España para el personal sanitario, primera línea de combate contra la covid-19.
Taiwán ha contenido con éxito la propagación de la pandemia sin necesidad de imponer confinamiento ni cierres de empresas, comercios o negocios. Las clases en colegios y universidades se han seguido manteniendo. De hecho, Taiwán ha registrado un crecimiento económico del 0,78 por ciento en el primer semestre de 2020 y presenta una proyección de crecimiento del 1,56 por ciento para el año en su conjunto. El comercio y la inversión se mantuvieron estables entre enero y julio. De hecho, el Banco Asiático de Desarrollo ha pronosticado que el crecimiento económico de Taiwán en 2020 será el mejor y el único positivo de entre los Cuatro Tigres Asiáticos. Así hemos podido y podemos seguir la senda de desarrollo económico ya iniciada mucho antes de la llegada de la pandemia a nuestras vidas.
Como miembro responsable de la comunidad internacional, Taiwán ha contribuido activamente con su fortaleza en áreas como la asistencia humanitaria, la salud pública y el cambio climático. Pero además, siendo como somos la primera línea de defensa contra la expansión hegemónica de China, Taiwán ha protegido firmemente los valores universales de la libertad, la democracia y los derechos humanos.
Aun así, nuestra presidenta Tsai Ing-wen ha reiterado en numerosas ocasiones que, buscando el beneficio para ambos lados del Estrecho de Taiwán, nuestro Gobierno está dispuesto a reanudar las conversaciones con China bajo los principios de paz, paridad, democracia y diálogo. Taiwán ha hecho todo lo posible por mantener el estatus quo en el Estrecho de Taiwán, así como la paz y la estabilidad en toda la región. Ahora, esperamos que sea China la que asuma su responsabilidad, considere la realidad de la existencia de Taiwán de manera pragmática y trabaje junto con nosotros para desarrollar las relaciones a través del Estrecho de Taiwán a largo plazo.
Mientras tanto, como firmes defensores de los valores de la libertad, la democracia y los derechos humanos antes señalados, nuestra obligación es la de condenar rotundamente y sin fisuras, como también lo han hecho otros miembros de la comunidad internacional, la imposición por parte de China de la Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong. Tras la aprobación de la Ley, Taiwán puso en marcha el llamado Proyecto de Ayuda Humanitaria para Hong Kong, haciendo funcionar una Oficina para Intercambios y Servicios Taiwán/Hong Kong en la que, combinando recursos gubernamentales y privados , se presta ayuda a los hongkoneses que quieran realizar estudios, trabajar o invertir en Taiwán.
Pero esta Ley no es solo una amenaza para Hong Kong, lo es también para el resto del mundo, y de manera especial para Taiwán, pues demuestra que la pretensión hegemónica de China es imponer su voluntad y remodelar el orden internacional. Y Taiwán puede ser su próximo objetivo.
Frente a los formidables desafíos de seguridad en la región de Indo-Pacífico, Taiwán se esfuerza por fortalecer sus propias capacidades de autodefensa y está dispuesto a trabajar con los aliados y los países de ideas afines para resolver problemas alentando la cooperación, la transparencia y el diálogo para salvaguardar la democracia a través de una estrategia que pueda evitar conflictos.
Mediante la intensificación y ampliación de compromisos y relaciones con países de ideas afines, Taiwán ha logrado importantes hitos durante este año, y hemos recibido, por ejemplo, la visita de altos cargos del Gobierno de Estados Unidos, primero el ministro de Salud, Alex Azar, y luego el subsecretario de Estado, Keith Krach.
Otra visita reciente ha sido la del presidente del Senado de la República Checa, Miloš Vystrcil. Un gesto que, como no podía ser menos, ha irritado sobremanera a China, hasta el punto de que el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, ha proferido una grave amenaza contra el político checo, diciendo que deberá “pagar un precio alto” por su visita a Taiwán y por haber desafiado así el “principio de una sola China”.
Lamentablemente, la respuesta de Pekín ante tales gestos de nuestros países amigos ha sido la de intensificar el envío de aviones militares al Estrecho de Taiwán, una seria provocación para nosotros y una grave amenaza para la paz y la estabilidad regionales.
Nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Joseph Wu, siempre ha sido muy claro al afirmar con rotundidad que la sociedad internacional debe mandar a China una señal bien clara para evitar la escalada de su expansión hegemónica. Si no, China considerará que puede hacer lo que quiera en cualquier parte del mundo y en cualquier momento.
Aun con tales amenazas siempre presentes, Taiwán ha continuado y continuará esforzándose por hacerse con el lugar que merece en la comunidad internacional, y buscando de manera especial una participación significativa en las organizaciones internacionales, tales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y la propia Organización de Naciones Unidas. Aprovecho para pedir un año más el apoyo a mis amigos españoles para que entre todos podamos llegar a hacer posible esta justa reclamación y que Taiwán ocupe el puesto que le corresponde en la esfera internacional.
Y antes de despedirme de ustedes quisiera hacer una breve mención a la labor de nuestra Oficina en España, que además de hacer un gran esfuerzo por difundir en España nuestra exitosa gestión de la pandemia, se ha centrado en mejorar las relaciones entre ambos países, de manera especial en ámbitos como el económico y comercial.
Durante el año 2019, el volumen comercial entre España y Taiwán alcanzó la cifra de 1.962 millones de dólares estadounidenses. Taiwán exportó a España por valor de 1.194 millones de dólares e importó de España por valor de 768 millones de dólares. Este 2020, y mientras la pandemia nos lo ha permitido, hemos estado incrementando las visitas y los contactos con empresarios de diferentes regiones de España para explorar posibilidades de promoción comercial, dando especial relevancia al sector agroalimentario, aprovechando que España es líder en “productos estrella” que gozan de gran aceptación en Taiwán, como son la carne de cerdo, el aceite de oliva y los vinos.
En la actualidad, ya España ocupa el número 2 en el ranking mundial de exportación de carne de cerdo y de aceite de oliva a Taiwán. Y el número 5 en exportación de vinos. Pero son cifras que estoy convencido de que todavía tienen un amplio margen de mejora, para lo que vuelvo a resaltar mi atenta y siempre dispuesta colaboración.
En materia de inversiones, he de destacar por su importancia el ambicioso proyecto de inversión que la española Siemens Gamesa está haciendo en una planta de aerogeneradores de energía eólica en Taiwán.
En el contexto de las relaciones de Taiwán con Europa, va a ser muy importante para favorecer todo lo anterior la próxima firma de un Acuerdo Bilateral de Inversiones entre la Unión Europea y Taiwán, en el que se lleva tiempo trabajando.
Déjenme terminar insistiendo en que la libertad, la democracia y los derechos humanos forman parte del ADN de Taiwán. Son los valores fundamentales y comunes que nos conectan con la comunidad internacional, y de manera muy especial con Europa y, por ende, con España. Su respaldo y apoyo en esta sólida base democrática es lo que ha permitido a Taiwán resistir la continuada presión de China y contener también la propagación de la covid-19 durante este año tan aciago para todos.
Taiwán, como un imponente faro de democracia en mitad del Océano Pacífico, seguirá iluminando la libertad y la democracia en todo el mundo, reforzando nuestra cooperación con países de ideas afines, como lo es España, para proteger conjuntamente la paz y la estabilidad en todo el mundo.
¡Muchas gracias por su atención y feliz Día Nacional a todos!